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El Precio de la Victoria

Roberto Garza

Updated: 3 days ago

La victoria no es un regalo, sino un proceso continuo. Aunque Cristo ya pagó el precio, aún estamos en camino hacia la victoria final. En este recorrido, enfrentamos obstáculos que solo podemos superar con la guía del Espíritu Santo y el poder de la Palabra de Dios.


El precio de la victoria no es el mismo para todos; varía según lo que se busca conquistar. Recoger un fruto puede no costar nada, pero cultivarlo requiere tiempo, esfuerzo y dedicación. Lo mismo ocurre con la vida espiritual.


Principios para Obtener la Victoria y Ejemplos en la Escritura


Principio 1: Crecimiento Espiritual – Un Proceso de Entrenamiento

Dios usa las dificultades para prepararnos, fortalecernos y enseñarnos a confiar en Él.

  • Pablo: Derribado en el camino a Damasco, su vida fue transformada por la luz de Cristo. Aun así, su camino no fue fácil; enfrentó naufragios, azotes y rechazo. Sin embargo, su fe y obediencia le permitieron perseverar hasta el final.

  • El joven rico: Jesús lo desafió a desprenderse de sus riquezas y seguirlo, mostrándonos que la religión por sí sola no nos lleva a la victoria. Se requiere un compromiso profundo y una entrega total.

  • Moisés y el Mar Rojo: A pesar del miedo y la incertidumbre, Dios ordenó al pueblo avanzar, enseñándoles que la fe requiere acción.

  • Gedeón: Su fe creció progresivamente a medida que enfrentaba desafíos, recordándonos que el proceso es parte del propósito.


Principio 2: La Importancia de la Palabra de Dios

Nuestra fe se fortalece al meditar en la Palabra.

  • El soldado de David: No soltó su espada en la batalla, simbolizando cómo debemos aferrarnos a la verdad de Dios en todo momento.


En conclusión, la victoria no se obtiene sin perseverancia y fe activa. No podemos rendirnos antes de tiempo, pues solo Dios determina nuestros límites. La oración y la comunión con el Espíritu Santo son esenciales para superar los desafíos y continuar adelante. Recordemos la gracia de Dios y cómo ha intervenido en nuestra vida en el pasado. Jesús nos anima a avanzar sin temor, renovando cada día nuestro compromiso con Él.


Oración Final

Señor, reconocemos nuestras debilidades y pecados. Aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador y te pedimos fortaleza y dirección para seguir firmes en el camino hacia la victoria. Amén.

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